domingo, 14 de septiembre de 2008

Todos los hombres son unos cerdos

Como mujer que soy, se que los hombres solo piensan en lo único. Que tienen dos cabezas y la de entrepierna es la que tiene prioridad… que tiran más dos tetas que dos carretas y todos esos bonitos tópicos que viven entre el machismo, el desconocimiento y la inseguridad y algún que otro mito, como lo de 6 en una noche o que el semen es nutritivo y no engorda.

Si os preguntais a que viene este arrebato, solo os recomiendo seguir leyendo. A los demás, tambien os lo recomiendo. Perdería mucho sentido el post si dejais de leerlo ahora…

Las mujeres utilizamos, en lineas generales, una cierta receta maternalista con los hombres: una pizca de “lo sabia”, un gran chorro de comprensión (con unas gotas de permisividad) y justificaciones varias apelando a una palabra que resume todo: “Hombres” (no saben estar solos, cuando se ponen enfermos son un peñazo, y no saben hacer 2 cosas a la vez, etc).

Es fácil contentarlos: eres el mas guapo, el más sexy, si, el polvo ha sido fantástico. Claro que me corrido hombre (mientras piensas, vaya, he sido demasiado sutil, tendré que volver a ver “cuando Harry encontro a Sally”)

Eso, señoras y señores, también es sexismo. Tratar a los hombres como niños pequeños, despojandoles de su responsabilidad* y asumiendolas nosotras, es la otra cara del machismo.

Y si, todas sabemos que todos los hombres son iguales, unos cerdos.

Pero nosotras… pensamos. Mucho.

A veces pensamos de más. Y solemos ponernos en el centro de atención de lo que piensa él. Caso Practico A: él llega serio del trabajo, y tu le haces un repaso a las últimas 3 conversaciones que has tenido, por que estas segura que le pasa algo, y eso tiene que ser algo que está relacionado contigo seguro, porque está distante y distraido. Nuestras alarmas se disparan, y nos ponemos a pensar.

Pensamos de arriba a abajo, de derecha a izquierda. Pensamos como si hiciesemos un jersey de calceta y una vez terminado, lo deshicieramos punto a punto en un ovillo y volvieramos a iniciar la labor; mismos puntos, misma cuenta, mismo jersey una y otra vez. Chicas, reconozcerlo: a veces estamos a punto de volvernos locas nosotras solas, con todos esos rumrum.

* Digamos que esto es moneda común (como el euro) en todo el mundo. Si se incrementa la violencia, alargamos faldas, cambiamos nuestro comportamiento, nos ponemos burkas velos o pañuelos en la cabeza. Todo para no llamar la atención, todo para que los hombres no se sientan provocados, no alterarlos. Pero nadie parece pensar que con estas atitudes, les damos alas: no aprenden a convivir, no aprenden a controlarse. No tienen esa responsabilidad y cualquier trasgresión de las reglas les justifican: no has cumplido tu parte, no cumplo la mia, un ojo por ojo que suele acabar en violaciones y/o asesinatos en nombre de la decencia. Aunque en general, las violaciones y los asesinatos ya se hacen en nombre de cualquier cosa: la patria, la victoria, la venganza, la libertad, la democracia y la ambición.



Tomado de MujeresTIC

1 comentario:

Kara, Mujerestic.com dijo...

Muchas gracias, imagino que os ha gustado mi pequeña (y un poco dispersa) disertación sobre los hombres y las mujeres.
Un beso